lunes, 21 de septiembre de 2009

El arte de la destrucción


En La actualidad de lo bello, Hans – Georg Gadamer establece las posibilidades de conexión entre el arte moderno y la tradición occidental. A partir de estas premisas el autor indaga en la historia de la cultura, poniendo en relieve algunas nociones medulares de reflexión estética como lo que es bello, el artista y tiempo. En el artista moderno entiende Gadamer que es una especie de “nuevo redentor” en su proclama a la humanidad: trae un nuevo mensaje de reconciliación, y paga con su marginación social el precio de esta proclama. De esta arquitectura de artista moderno o la voz poética que se construyen en la producción literaria de nuestro tiempo puedo entender la obra de Raúl Heraud. El arte de la destrucción (Creadores argentinos 2007) es concebir un arte moderno que se formula desde lo cotidiano a lo universal. El artista de hoy no le importa hablar de cosas globales, tiene la inclinación a buscar entenderse que es un ser periférico de la sociedad donde vive, en donde la injusticia, la infausta infelicidad le persigue y lo lastima. Raúl construye esta destrucción en un perímetro muy de él: la casa. Pero la casa que puede significarnos protección y felicidad para Raúl es todo lo contrario. Esta casa de aspecto fantasmal donde habitan seres fantasmales que retraen la memoria de la voz poética que gravita por este espacio con rencor y odio por algo que desconocemos, que no entendemos el móvil pero si sentimos el gélido sufrimiento de su reflexión, de sus palabras hirientes a nuestra alma: “Adelante/ esta es la casa devastada/ de los corazones de las mañanas ciegas/ de las escenas innombrables…”. El poemario se construye como una búsqueda, tal vez como un viaje odiseaco hacia los recuerdos desmemoriados que el lector se ve afectado por la dureza de su reflexión: “… sólo soy un remedo exhausto de hombre/ entregando sus restos no logrados/acudiendo al infortunio de nuestra semejanzas…” El lenguaje certero al construir con frialdad el espacio que le produce el sufrimiento al yo poético es lo más importante del libro. En el libro también se puede pernotar la reducción del espacio al punto del que “yo” no le queda más remedio que atentar con su propio cuerpo decrépito: “Soy un esqueleto con dos brazos izquierdos/ ambas piernas en permanente fuga/ un hueso sórdido como cerebro/ corazón en su fosa lacrada...” Otro tema importante en la obra de Heraud es el enfrentamiento a un Dios que es vilipendiado y acusado como el causante de las deficiencias que el yo poético siente y rechaza. Raúl no invita a sumergirnos a una casa de espanto donde se construye la otra imagen de la modernidad: injusta, acabado, pútrida.

Puntuación: Bueno
Presentación: Regular
Género: Poesía
Leído: 20 de septiembre del 2009

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Margot, la remendona


Margot la Remendona y sus aventuras galanes, como se apellido primero esta novela, se publicó en la ciudad de Hamburgo y fue reeditada muchas veces desde 1750 hasta 1800. La edición que he leído es la primera que se hace al español y es publicada por la biblioteca de erotismo: “La sonrisa vertical” 1984. La novela pertenece a la clasificación de novelas morales que estaban muy de moda en Francia pre-revolucionaria. No he encontrado noticias de Fougeret de Montbron, que es el autor de la novela, pero deduzco la intensión didáctica que tenía con su sociedad. De este punto puedo deducir el origen –seguramente- oligárquico que poseía. Esta novela es una pintura costumbrista de la historia de una profesional del sexo. Lo interesante de la novela es el proceso en la cual Margot –que da el testimonio en forma de diario oral- va escalando el nivel social y, nos confiesa, las artimañas que utiliza para conseguir su propósito. Así logramos partir desde el momento que era una remendona de calcetines y calzones, hasta codearse con duques y usureros. Quiero observar algunos puntos interesantes de la novela. El primero la forma como las zurcidoras de medias, en París, ofrecían sus servicios (estaban en los mercados dentro de toneles) y la imagen femenina que se construye como testimonio del siglo XVIII. En el primer tema quiero desarrollar la importancia que tenía la mujer para cumplir tareas y así participar en la vida social. Me detengo en este punto porque muchas veces se ha incidido en el papel pasivo de la mujer en la historia. Este accionar demuestra el trabajo recompensado que hacian en el siglo XVIII. Tenemos que indicar que este trabajo manual -recompensado- solo era realizado por la mujer de nivel económico bajo. Pero eso no diferencia a la mujer burgués. Esta realizaba la misma actividad pero de forma familiar, sin recompensa, de esta manera se convertía en una actividad eminentemente fémina que diferenciaba con el hombre. Otras actividades que realizaban eran: el cantar, el cocinar y el leer poesía en público. Del punto planteado puedo explicar el segunda idea. La mujer cortesana era una mujer culta porque siendo culta podía escalar posiciones sociales. Así la opera se convertía en el lugar perfecto para encontrar un hombre adinerado. En la novela el sujeto femenino no es el pasivo, es el hombre quien ocupa el lugar. Las huellas de este suceso es el engaño que hace Margot a los hombres que deambulan por el libro. Hasta lo más sagaces son engañados por Margot. Para eso Margot dentro del libro nos llena de consejos para saberse comporta con esos hombres. Margot no presenta ningún sentimiento de culpa ni mucho menos pasividad. Es una mujer que maneja una moral en función del dinero que le proporciona ser feliz. Lo principal es ir por el camino recto; que, luego, no está vedado a nadie para ganar la vida de un modo o de otro; nada importan este o aquel oficio con tal que sean buenos”. El camino recto entiende por la devoción a nuestro señor porque eso es moral para Margot. Toda la obra es una justificación del oficio que trabaja. Pero también retrata la falsa moral de aquellas personas que se señalan fieles a sus ideales y, que ella, burla y deshace. Las estampas sexuales son bien desarrolladas con un lenguaje deliciosamente construido para alejar de la lectura a desconocedores de la lengua: “… cuando Pedrito se le ocurrió mojarse con saliva la fulminante máquina… Entreabriose el reducto del placer, y entro la cosa…” Finalmente quiero resaltar el cuidado del lenguaje, la construcción del retrato costumbrista y el modelo diario-testimonio-confesión (oral) que desarrolla –muy de la época en su discurso novelesco.

Puntuación: Buena
Presentación: Buena
Género: Narrativo
Leído: 9 de septiembre de 2009